La Política y el Espíritu o la historia de un Partido junto a la gente
En días en que se han hecho evidentes ciertas diferencias al interior de nuestro partido, es posible asumir diversas posiciones, muchas de ellas legítimas, y sin embargo completamente ineficaces para avanzar hacia un lugar diferente, a partir del cual comenzar a reconstruir ese afecto que entre nosotros parece opacado, pero que sin embargo sé que existe.
Tal vez es el sentimiento que nos embarga al conocer la partida de nuestro querido camarada Don Narciso, o la confluencia de estas fechas significativas para todos nosotros, lo que me mueve a escribir estas líneas.
Tomo entre las manos una vieja edición de La Política y El Espíritu y la abro en el Capítulo I. Frei inicia su obra con un título que había olvidado. En el principio era el Verbo.
Cierro las páginas, pues antes siquiera de leer las primeras líneas, escritas en una época tan distinta a la nuestra, en la que las diferencias políticas eran tan "vitales", recuerdo perfectamente la emoción que tuve la primera vez que leí esas palabras.
En el principio era el verbo. El verbo se hace carne. El verbo transmuta en la humanidad y esa humanidad inicia su camino secular con ese mensaje grabado en lo más profundo del espíritu.
Los Democratacristianos creemos en una cierta forma de sociedad, pues somos conscientes de que las relaciones políticas se basan, desde siempre, en algo que es anterior a la política.
Lo he dicho antes. Para los que tienen el don de la fé, eso es Dios. Para quienes sin tener ese don, comparten los ideales de la cristiandad, eso es la Persona humana, en su dignidad y derechos inalienables.
En eso debemos estar de acuerdo, Camaradas. En eso, antes de abrir la boca para nada más. En eso, antes de emitir ningún juicio político. En eso, antes de criticar o ser criticados.
Nuestro compromiso con la sociedad chilena, es anterior a nuestro pacto político. Nuestro compromiso con un orden más justo, es anterior a la justicia de las leyes, de los gobiernos o de los propios Estados.
En estos días, quisieramos invitar a todos a mirarnos a los ojos, y reconocer en nuestros camaradas esa luz que nos ha dejado hoy don Narciso, y que antes nos dejaron Frei, Tomic, Leighton, Palma y tantos otros.
Nuestra misión es estar junto a la gente.
Una vez.
Y otra vez.
Y otra más.
Nuestros principios y nuestro actuar deben ser un escudo contra la injusticia y una espada en pos de la igualdad.
Ahí está la respuesta. Afuera, donde está aquello que nos une. En los barrios, en las poblaciones. En las comunidades de la Iglesia. En las Juntas de Vecinos.
Somos un mismo Partido, pues creemos en un mismo ideal de sociedad.
Somos camaradas, porque … desde el principio… no sólo compartimos La Política, sino también El Espíritu.
Rodrigo Castillo